¨Mi sueño¨
¿Cómo empezó este sueño del Ballet ecuatoriano de Cámara?
Aunque empezamos con Rubén Guarderas, mi esposo, a estudiar en Chile, Ecuador fue la puerta para conquistar nuestro sueño. Primero empezamos creando el Instituto Nacional de Danza porque en Ecuador no había ninguna escuela que haya incursionado en la danza. Al poco tiempo ya fue
¿Entonces, esta visión se trató de un gran aporte para que la danza en Ecuador surja?
Pues si, desde entonces la danza y su técnica ha evolucionado muchísimo. Cuando nosotros llagamos no había nada, pero ahora con el Ballet Ecuatoriano de Cámara, tenemos bailarines que conocen técnicas impresionantemente avanzadas, casi a la par de otros países en que la danza tiene muchos años de trayectoria.
¿El ballet cuenta con bailarines extranjeros?
Si, como una manera de avanzar en el nivel técnico, contamos con un treinta por ciento de bailarines extranjeros. Ellos son quienes nos ayudan a formar bailarines ecuatorianos exitosos, con habilidades nuevas.
¨La danza, mi vida¨
¿Qué es para usted la danza?
La danza es todo, su desarrollo requiere del cuerpo, de mucha cabeza, es decir, de inteligencia, un oído musical bueno… es un arte completo.
¿Pensó alguna vez en abandonar su carrera?
No, se trata de un arte que si entras ya no quieres salir jamás.
¿Y todas las dificultades, sacrificios que se le presentan a una bailarina nunca son motivo de desilusión o lejanía con su sueño?
No, aunque es muy dura y difícil, pero yo creo que todas las carreras requieren de mucho sacrificio.
¿Se sacrifica a la familia siendo bailarina?
Si, aunque yo no tuve hijos, estoy conciente de que no es nada fácil mantener una familia. Las bailarinas podemos tener máximo un hijo, por cuestiones de tiempo, de deterioro físico, por los viajes que realizamos ¨como gitanos¨, porque pasamos todo el tiempo viajando. Al tener un hijo tu carrera se irrumpe y cuesta reponerla.
¿Son sacrificios que inciden mucho porque se trata de una carrera corta?
La danza es una carrera muy intensa, interesante y versátil pero lamentablemente corta. A los 30 o 40 años máximo, podemos mantenernos bailando. Eso representa un límite por el que se tiene que postergar muchas cosas.
¿Estuvo consciente de ello al momento de decidirse por ser bailarina?
No, cuando a uno le gusta ni siquiera piensa en eso.
¿Y que pasa cuando se encuentra frente a frente con esa realidad?
No te queda más que dejar de bailar, tu cuerpo ya no lo permite. Pero hay miles de cosas dentro de la danza que uno puede hacer. Puedes ser maestra de ensayos, vestuarista, o puedes dictar clases, todo cuanto se trate a la realización de las obras, en cuanto a su forma y su fondo porque la experiencia te lo permite.
¿Hace cuanto tiempo dejó de bailar Camila?
Hace 10 años. Ahora tengo 50 años pero continúo transmitiendo a través de mis bailarines lo que soy, lo que siento y lo que se.
¿A qué se dedica ahora Camila?
Soy directora artística. Ahora veo la danza desde afuera.
¿Existe una obra en la que se combine el talento de Camila ayer y hoy?
Si, en ¨Amanecer¨, una de las obras más sencillas y más profundas en las que participé hacen mi ayer. Pero hace tres meses, en que empezamos a repasarla, es una obra presente en Camila, solo que esta vez he dejado de ser la protagonista. Ahora soy la directora.
¿La danza va a continuar siendo el eje de su vida?
Si, yo creo que tengo energía para mucho tiempo más en la danza. Voy a continuar dando clases, porque quiero seguir formando bailarines. Aún busco ¨enseñar a los que vienen¨ y ver ese desarrollo que me hace sentir tan orgullosa porque la danza para mí, lo es todo.
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