Por Karla Ayora
Una foto de Don Quijote junto al espejo; eso es lo que necesita César Orbe para inspirarse en su maquillaje y representar así al legendario personaje dentro de la obra de danza que en pocos minutos iba a protagonizar en el escenario.
La transformación inicia, y lo primero en colocarse es una gruesa capa de base en el rostro de color piel, luego utiliza un polvo facial casi blanco, pues si exagera en la cantidad podría dar la apariencia de un mimo y se perdería el concepto del personaje.
Después, está el paso más importante, los ojos, que es un elemento fundamental, porque la profundidad de la mirada tiene que proyectar la personalidad soñadora que tenía Don Quijote, y para lograr este efecto toma un lápiz de ojos color negro y esboza algunas líneas de expresión junto a las cejas y alrededor de las pestañas.
“Aunque ya tengo algunas arrugas, no es suficiente, debo aparentar que tengo 60 años”, comenta César entre risas. Es necesario también tapar las cejas con maquillaje blanco, pues de esta manera los ojos se agrandan y así se logra captar más la atención del público.
Con otro instrumento, dibuja unas cejas grandes y gruesas casi en la mitad de su frente y después, con polvo retoca todo su rostro. “Este maquillaje es básico para compactar la pintura, pues cuando estoy en el escenario la transpiración provoca que se borre.
Finalmente coloca en su cabeza una peluca blanca para dar la apariencia de canas, un sombrero plateado y un bigote del mismo color de su cabello. Todos estos detalles deben tomarse en cuenta en el maquillaje, de esta manera se crea un realismo dentro del espectáculo final.
Este proceso dura aproximadamente una hora, pero es necesario y primordial, “cuando me estoy maquillando también voy interiorizando el personaje, es un proceso mágico y requiere de mucha concentración” Además, no se puede utilizar el mismo maquillaje en todas las personas. Primero hay que analizar los rasgos faciales de quien va a caracterizar el personaje de la obra y a partir de eso el bailarín se encarga de la parte de interpretación teatral.
“Lo mejor de aprender a pintarse es cuando logras verte en el espejo y ser el reflejo del personaje que vas a representar”, dice César, “una obra de teatro sin maquillaje y vestimenta no sería lo mismo, pierde el encanto”.
martes, 6 de julio de 2010
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